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Test drive

Mercedes Benz Clase C 250 Coupé a prueba

Manejamos la coupé con la elegancia y la dinámica propias de la casa de la estrella.

Mercedes Benz Clase C 250 Coupé a prueba

Árbol genealógico

En 1996 la casa de la estrella lanzó la CLK, siglas en alemán de Coupé Ligera Corta, (no confundir la K con Kompressor), que combinaba la plataforma del Clase C con la estética del E, consiguiendo ese extra de elegancia para competir con el Serie 3 coupé.

Luego de la segunda generación, la marca decidió eliminar el nombre CLK y subir aún más la escala con el E Coupé, que efectivamente comparte plataforma con el Clase E. Cubriendo la parte baja dejó al CLC, que en realidad era el anterior Sportcoupé con estética del nuevo Clase C.

Ahora Mercedes-Benz discontinuó al CLC y vuelve a atacar directamente a los Serie 3 y A5 con el retorno del Clase C Coupé, basado y con la estética del C sedán.

 

Técnica y mecánica

El Clase C Coupé utiliza la plataforma de su hermano 4 puertas, conservando la misma distancia entre ejes, es levemente más largo, ancho y bajo entregando proporciones más deportivas.

El motor es delantero longitudinal, con tracción trasera y los esquemas de suspensión son tipo McPherson adelante y multibrazo atrás.

El alma es el cuatro cilindros 16V de inyección directa y turbo que entrega 204 CV y 310 Nm constantes entre 2.300 y 4.300 rpm canalizados exclusivamente mediante una caja automática convencional de 7 velocidades. Las prestaciones declaradas son 7.2” para el 0 a 100 km/h y 240 km/h.

 

Diseño

Estéticamente el C Coupé sigue los lineamientos del Clase C, incluyendo el reciente facelift con las nuevas ópticas delineadas hacia arriba que incluyen herradura y luz de giro por LEDs, faros bi-xenon y sistema de iluminación en curvas. La parrilla se diferencia respecto del sedán utilizando solo dos grandes brazos.

Las líneas laterales siguen las del sedán, incluyendo la doble curva delineada por la nervadura y el marco inferior de las ventanillas. La diferencia está en la puerta delantera más larga y la ausencia de aperturas traseras que aquí son reemplazadas por una alargada ventanilla. La curvatura del techo, los pilares traseros que se proyectan hacia atrás y en el baúl “llovido” rematado por un sutil labio, agregan dinamismo.

El resultado es atractivo, combinando dinamismo, con la fortaleza de la cintura elevada. No va a dejar bocas abiertas a su paso, pero nadie va a dejar de mirarlo gracias a su correcta combinación de líneas deportivas con el status de la inmensa estrella frontal.

 

Interior

El diseño de la cabina es casi idéntico al del sedán, incluyendo el nuevo tablero con visera superior que cobija una pantalla color con navegador incluido. El cuadro de instrumentos es por tres elementos circulares, con una pantalla en el centro del velocímetro que permite visualizar diversas funciones e informaciones del auto.

El negro dominante es solo interrumpido por los apliques en metal cepillado y algunos cromados. La calidad de materiales y terminación es impecable. Remata el techo completo de cristal cuya gran sección delantera se abre.

El acceso a las plazas posteriores es complicado, como en toda coupé, el espacio restringido, pero al menos hay dos asientos esculpidos como si fueran los delanteros.

 

Comportamiento

Teniendo en cuenta que se trata de una coupé, esta Clase C es confortable, con la única aspereza proveniente del perfil angosto del neumático. La caja automática hace todo para mantener el motor cerca de las 1.500 rpm combinado fluidez con serenidad.

Aquí sucede lo mismo que en otros modelos turbo asociados a cajas automáticas, cuando se pisa fuerte el acelerador se suma el breve instante hasta que la turbina toma velocidad con el tiempo que tarda la caja en rebajar dos cambios. Luego de esta demora, la aceleración es impecable, además, se puede reducir el tiempo de respuesta poniendo la caja en modo Sport.

El paso de cambios manual no es tan recomendable simplemente porque el comando secuencial se maneja hacia los laterales (y no longitudinalmente) y extrañamente no hay levas en el volante.

En ruta el C Coupé es increíblemente estable, aún acercándonos a su velocidad máxima. A velocidades legales la caja mantiene el motor en rangos de gran calma. La dirección es ligeramente pesada y precisa y el equipo de frenos potente y fácil de modular.

Aunque en las fotos no se note, en curvas la tracción trasera va haciendo resbalar la cola compensando la ida de trompa, eso si, contenida por los controles de tracción y de estabilidad. Desconectar estas ayudas electrónicas debe ser menester de alguien con auténtico registro de piloto (no de quien simplemente se cree piloto) o en un ambiente con amplios escapes –como un circuito- ya que podemos terminar fácilmente en trompo.

 

Conclusiones

La Clase C 250 Coupé es un deportivo con la presencia y status necesarios para un deportivo de la marca, que además es confortable y práctico para el uso diario, y veloz para entretenerse en los caminos adecuados.

Sus falencias están en la cantidad de exclusividades que ofrece por el precio y escudo que lleva en el frente. Aquí, por ejemplo, no hay freno de mano electrónico y las butacas se ajustan longitudinalmente en forma manual. Por otra parte hoy un Golf GTi tiene más potencia.

Las grandes diferencias están en la tracción trasera, donde el único generalista con esta cualidad es el Genesis Coupé, en la elegancia y exclusividad del diseño y obviamente, el prestigio que implica llegar esa gran estrella en el frente.

Doblando con el Mercedes-Benz C 250 Coupé

Hernando Calaza. Fotos: Ezequiel Las Heras recomienda