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Autos clásicos

Una reseña sobre el nuevo Nissan GT-R

Manejamos brevemente a este deportivo nipón y te contamos su historia.

Una reseña sobre el nuevo Nissan GT-R

Este deportivo tiene un largo recorrido que se remonta al final de la década de 1960. Pasaban los días de 1969, cuando las iniciales GT-R hicieron su aparición por primera vez en la historia con el Nissan Skyline, un auto de lujo con tintes deportivos. Aunque el GT-R es reconocido mundialmente por ser una coupé de altas prestaciones, la primera etapa partió de una carrocería sedán equipada con un motor seis cilindros de 2.0 litros con 160 CV y 118 Nm. Tomando como base a ese espíritu de alta performance, Nissan sólo demoró un par de años para darse cuenta que la esencia de los deportivos de aquella época partían de un vehículo dos puertas, por lo que desarrolló el Skyline GT-R en versión coupé.


Para 1972 surge la segunda generación de este auténtico deportivo con un diseño mucho más agresivo y una serie elementos mecánicos únicos en la época como es el caso de los frenos de disco en las cuatro ruedas, algo inédito para un vehículo de calle en esos tiempos. Por desgracia, una de esas cíclicas crisis petroleras obligó a Nissan a dar por terminada la producción de este modelo, ante el bajo número de unidades comercializadas. 

Tras 16 años de sequía, en 1989 Nissan trae de vuelta al GT-R con el código R32. Claro que con una enorme brecha entre ambas generaciones, la tercera fue más radical al tener un estilo 100% japonés y un motor turbo de seis cilindros con 2.6 litros y 276 CV. Es necesario mencionar que además de ser el primer GT-R turbo fue el que dio inicio a incorporar un sistema de tracción integral, ya que sus dos antecesores eran tracción trasera. Todo esto permitió que el vehículo ganara el mote de Godzilla tras de obtener 29 victorias en las 29 carreras que compitió. Luego de presentarse con esta serie de innovaciones, en 1995, surge el cuarto capítulo del Nissan GT-R, bajo el símbolo R33, con una serie de perfecciones estéticas y mecánicas, aunque el motor era mismo del R32.

Bajo la designación R34, el GT-R llega en 1999 con más cambios para mejorar la performance. Junto a la renovación estética, adoptó una suspensión más dura y una distancia al suelo más baja, lo anterior acompañado una vez más por el 2.6 litros. Esta vez un receso, (de cinco años( deja fuera de la jugada a este deportivo ícono no solo de Nissan sino de Japón, para llegar con más bríos que nunca tras las ordenes de Carlos Ghosn.

 

La generación actual

Absolutamente nuevo, el Nissan GT-R -R35- creado por el famoso diseñador Shiro Nakamura llega en 2007 no sólo con el objetivo de seguir siendo el vehículo representativo de la marca, sino también para demostrar al mundo que la nueva generación está a la par de los deportivos alemanes e italianos. Así, el nuevo GT-R declaró abiertamente la guerra contra el Porsche 911. Era de esperarse que después de portar el mismo motor por una larga racha Nissan no sólo mejoraría el diseño, por lo que desarrolló un V6 biturbo de 3.6 litros que inició con 485 CV para luego pasar a 530 CV y al final quedar en 565 CV como sucede con el último GT-R.

Ya que tocamos el tema del motor, no podemos dejar de mencionar que este seis cilindros en V además de ser único para el GT-R, tiene un proceso de ensamble artesanal, es decir, que cada una de las múltiples piezas que conforman el bloque son colocadas únicamente por las manos del hombre, siendo más concretos de un solo y muy especializado hombre. Y es que además de no existir robots en el proceso de empalme de los elementos que conforman el motor, un solo ingeniero mejor conocido como Takumi (palabra japonesa que significa artesano) es el encargado de poner cada una de las piezas hasta completar la obra. Lo anterior nos habla de la atención al detalle en este vehículo.

 

Al igual que sucede con los autos de Porsche, el diseño del auto sólo llega a complementar el trabajo de ingeniería, de esta forma, encontramos un deportivo 100% bajo el sello de Nissan. Algo que llama la atención es que mientras muchos fabricantes de automóviles tienen marcas de lujo o de alto desempeño encargadas de crear vehículos deportivos, la marca japonesa, la misma de crear al Sentra, al Note, entre otros, ha sido capaz de desarrollar un súper auto en toda la extensión de la palabra. Actualmente, Ford y Chevrolet con el GT y el Corvette, respectivamente; son las marcas de volumen que dentro de su catálogo hacen lo mismo que Nissan, ofrecer deportivos de un nivel superior.

Basándose en el mismo estilo de diseño, el nuevo GT-R llega con una carrocería más aerodinámica, además de contar con más caballos de fuerza y un interior deportivo orientado al confort. Al margen de estas mejoras, es un hecho que el interior ya denota los 10 años de antigüedad, asimismo, es inevitable mencionar que el espíritu del Versa, del Sentra o Altima se hacen presente en los botones de los vidrios eléctricos, así como en los seguros y controles volante. Para un auto en este rango de precios es algo que no podemos perdonar.

 

 

Alta performance  

Lo que sí es absolutamente cierto, es que una vez encendido el motor te olvidás de estas imperfecciones, y es que con solo dar unas acelerada antes de pasar a “Drive” sabemos que no se trata de un auto cualquiera. Como lo mencionamos anteriormente, este vehículo está a la altura de las grandes ligas. Basta decir que el poder que ofrece el motor V6 biturbo de 3.8 litros productor de 565 CV a 6.800 rpm y 633 Nm de torque se ubica entre el Porsche 911 Turbo (540 CV) y el 911 Turbo S (540 CV), inclusive supera al Audi R8 con su V10 de 540 CV.

Una vez que este poder es llevado en línea recta de la mano de la caja de doble embrague de seis velocidades, este GT-R demuestra que el seis cilindros es capaz de llegar a 100 Km/h desde cero en sólo 3.1 segundos, esto es una décima de segundo más que la Ferrari 488 GTB con 669 CV o que el 911 Turbo, o también podemos decir que es cuatro décimas de segundo más rápido que el Audi R8.

En la pista, el GT-R no sólo demuestra que es un auto para acelerar a fondo en línea recta, sino que tiene todo los necesario (direccción, chasis, transmisión y suspensión) para hacernos sentir en un auto de carrerass. Incluso cuando es un vehículo de tracción total, el reparto de pesos y el sistema que envía el poder a las cuatro ruedas permite que la deportividad pura que buscan muchos automovilistas esté a la orden.

Algo que también debemos destacar, además de la alta performance en los circuitos o rutas reviradas, es que el GT-R imita los pasos del 911 al ser un vehículo bipolar. Dicho de otra manera, ofrece esa arrogancia necesaria al presionar el pedal del acelerador a fondo, o bien comportarse de manera domesticada cuando rodamos en las calles, por lo que ofrece la capacidad de ser un auto para el día a día.

 

 

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